La producción agroalimentaria logró cerrar acuerdos de negocios por 150 millones de dólares en la feria internacional.
La consigna de que la Argentina está llamada a ser el supermercado del mundo, por el grado de desarrollo de su producción primaria y el potencial que tiene de convertir eso en alimentos, ya se instaló en la agenda productiva y política en los últimos años. Sin embargo, no todas las medidas oficiales y las decisiones del sector privado llevaron a concretar esa intención, e incluso en las últimas semanas la decisión del gobierno nacional de sumar carga tributaria a muchos sectores de las economías regionales, atentaron contra este postulado.
En ese marco, fue oportuno el debate que se dio en la exposición AlimentAr, que se realizó en Buenos Aires y durante la cual los referentes de distintos rubros del sector de la alimentación debatieron el presente y el futuro de una actividad cuyo potencial quedó expresado en los números de la muestra, que cerró con acuerdos de negocios por más de 150 millones de dólares.
"La Argentina puede ser efectivamente el supermercado del mundo porque la agroindustria es el principal motor de desarrollo en todo el país", dijo el secretario de Agricultura de la Nación, Ricardo Negri, quien aseguró que "la oportunidad está. Hay que hacerlo en conjunto entre los privados y el Estado y poniendo todos los intereses sobre la mesa, no debajo de la mesa".
En este orden, Negri proyectó que en 10 años la Argentina va a llegar a producir 185 millones de toneladas de granos (la cosecha 2017 fue de 137 millones de toneladas) y aumentará en 30% la producción de carne (con un 70% de aporte del sector porcino).
Fue un momento más que oportuno para volver a poner el acento en las economías regionales, un sector que en las últimas semanas se vio afectado por medidas oficiales –algunas que dieron marcha atrás como las del sector vitivinícola– que imponen mayor carga impositiva a producciones del interior del país que son justamente los eslabones primarios en la cadena agroalimentaria que se busca potenciar desde el gobierno.
En ese marco, los referentes del sector privado como la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal); el presidente del Instituto Nacional de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) o Cámaras de producciones como pescados, cítricos o legumbres, volvieron a cuestionar la reforma impositiva que impulsa el gobierno nacional y que esta semana elevó al Congreso.
El titular de la poderosa Copal, Daniel Funes de Rioja, planteó las discrepancias de la entidad con respecto de la reforma impositiva anunciada por el presidente Mauricio Macri. "No estamos de acuerdo en que haya alimentos saludables y no saludables y mucho menos para penalizar fiscalmente y discriminando entre regiones. La industria de los alimentos ya paga 40% de impuestos y la de la bebida más de 50%; eso es costo que va al consumidor e incide en la competitividad", se quejó en el marco AlimentAr. "Pero como dijo el presidente –atemperó el dirigente– todos tenemos que ceder un poco".
El presidente de Copal recordó que su cámara está integrada en 95% por pymes y que "es federal en serio", con lo cual "si queremos desarrollo sustentable debemos tender a la generación en origen", apuntó.
La funcionaria del Ministerio de Agroindustria, Mercedes Nimo, destacó la importancia que tienen las economías regionales dentro de la exportación de alimentos argentinos. "Todos los indicadores marcan que el sector de los alimentos está traccionando el desarrollo del país", dijo y detalló que "la Argentina está exportando productos de las economías regionales (entre ellos, aceite de oliva, vino, carne aviar, ajo, yerba mate, maní, miel y pasas de uva) por un valor promedio de 1.600 dólares la tonelada, mientras que productos «comoditizados» como granos y carne promedian un valor de 530 dólares/tonelada".
"El mayor valor exportado por tonelada en Argentina viene de los productos de las economías regionales", enfatizó la funcionaria y agregó que "éstas son la gran oportunidad de agregar valor y de aumentar las exportaciones".
Contradicciones
Esta premisa oficial se choca de frente con las políticas que el propio gobierno nacional anunció hace dos semanas cuando decidió imponer mayores impuestos a producciones regionales como la del vino (sobre la cual luego se dio marcha atrás) o la rebaja del precio al bioetanol de maíz y azúcar, y del biodiésel de soja elaborado para el mercado interno.
Daniel Lucci, director general de Citrusvil, una de las dos mayores exportadoras de limones, indicó que "Tucumán lidera la producción de limón en el mundo procesando más de un millón y medio de toneladas por año". El ejecutivo lidera una empresa que maneja el 30-35% de la producción nacional y 12% de la exportación.
Sin embargo, el sector está afectado por "la competitividad perdida" en los últimos años, principalmente por el ascenso en el mercado internacional de Sudáfrica, que compite con Argentina en los mercados de exportación contraestación.
El titular del IPCVA, Ulises Forte, analizó que actualmente el sector de la carne "es el que está mejorcito entre los que producen alimentos". Como ejemplo, enumeró que aumentaron este año 30% las exportaciones. "Pero debemos aumentar la producción y terminar con el ternericidio: faenamos entre 11 y 12 millones de cabezas por año; si a eso le ponemos 30 kilos más de carne vamos a lograr las 300 mil toneladas de exportación que cubrimos este año", graficó.
Sin embargo, el representante de la FAA en el IPCVA dijo que el negocio ganadero está garantizado por el mercado interno que demanda el 90% y "es la envidia" de otros países productores como Australia o Nueva Zelanda. "Hay que educar en que el mercado interno no compite con el externo porque no compartimos el mismo gusto por la carne. Europa se lleva los cuartos traseros; Chile e Israel, el cuarto delantero; China los garrones y Estados Unidos se llevaría carne para las hamburguesas. A nosotros nos quedan las costillas, el matambre y la nalga, que son los que más comemos", dijo.
Forte alertó que el sector "perdió competitividad" y que los cortes "están caros, aunque aumentaron menos que la inflación". Igualmente proyectó que "producir carne en Argentina es un negocio fenomenal para los próximos 40 años: hay un mercado demandante y tenemos todas las posibilidades de mejorar los índices de producción".
En el marco de AlimentAr se realizó la jornada de Copal donde se puso especial énfasis en la cuestión tributaria y el peso del gasto público en la economía.
"Para reducir la carga tributaria es fundamental contar con una ley de responsabilidad fiscal", afirmó Nadin Argañaraz, especialista del Instituto Argentino de Analisis Fiscal (Iaraf). "Hay que lograr que el gasto no crezca mas que lo que crece el resto de la economía", argumentó el expositor, quien demostró que la Argentina ocupa el tercer lugar en el ranking mundial con un 31% de impuestos indirectos. "Esto claramente lleva a que muchos tomen el riesgo de evadir", concluyó Argañaraz.
Por su lado, Gustavo Lazzari, del comité ejecutivo de Copal, se refirió a la dura realidad que viven las pymes. "Cargamos con la mochila fiscal, la mochila de los costos laborales no salariales, la mochila impositiva y la mochila financiera", se quejó el empresario. A su vez, señaló que muchas firmas están fuera de los mercados por la legislación laboral y por los costos salariales no laborales, que impiden que se puedan tomar mas empleados.
Según Lazzari, el sistema impositivo argentino es engorroso, asfixiante y fue diseñado por gente que no está bien, y aceptada por gente que está peor.
"Los impuestos debieran llamarse freno: a las ganancias y a la producción", aseguró, mientras que recordó que el fisco obliga a las empresas a realizar 860 tramites anuales en materia de información. "Violar la libertad y la constitución no es un formato para cobrar impuestos", agregó.
El economista Juan Carlos de Pablo, criticó la disposición de gravámes para ciertos tipos de alimentos y a la política de imponer impuestos diferenciales. Asimismo, el especialista resaltó que en la mesa de negociaciones y la discusiones en materia tributaria nunca están sentados los contribuyentes.
En tanto, desde el bloque de las economías regionales exhibieron la necesidad que vive algunos sectores del interior en avanzar en cambios urgentes. "Entendemos el gradualismo, pero nuestros tiempos y nuestra emergencia requieren condiciones diferentes", dijo Marcelo Ceretti, de Copal.
Entre los reclamos del sector se destacaron la necesidad de líneas de financiamiento para capital de trabajo, los altos costos laborales no salariales, la mejora en la infraestructura, la alta presión tributaria y los costos logísticos. "Hoy tenemos que esperar 365 dias para que nos devuelvan el IVA de exportaciones, cuando nuestros competidores chilenos presentan los papeles en una ventanilla y en la otra reciben la devolución", dijo Raul Giordano de la Camara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim).
Por su parte, Walter Bressia, de Bodegas de Argentina dijo que "hoy dejamos de exportar líneas de vinos de determinado precio porque no nos dan los costos, y esto nos permitió incursionar en otras líneas con precios más altos, y así pudimos mantener los montos de las exportaciones, pero no los volúmenes". Desde Bodegas de Argentina solicitaron un incremento temporal de los reintegros a las exportaciones del 3%.
Desde la Cámara de Armadores Pesqueros y Congeladores (Capeca), Eduardo Boiero aseguró que unos de los principales problemas en su rubro son los costos portuarios, los aranceles que enfrenta maá del 80% de las exportaciones argentinas, y el impacto del costo laboral que se lleva más del 50% de la facturación. En ese sentido, reclamó una legislación laboral que contemple este caso ya que se trata de una actividad zafrera en la que no se trabaja todo el año.
Por último, Jose Maria Lazara, de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), se centro en la excesiva presión fiscal y la falta de financiamiento que ponen en jaque a las economías regionales. Como posibles soluciones propuso eliminar el impuesto al cheque, una reducción en los costos de financiación, más obras publicas en infraesctructura vial y la necesidad de avanzar en acuerdos internacionales para poder abrir exportaciones.