La Argentina será sede en diciembre de 2017 de la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la máxima instancia de decisión de la entidad que se celebra cada dos años.
La conducción de la OMC aspira que, en la reunión en Buenos Aires, los representantes de los 164 países miembros avancen en las negociaciones de la llamada Ronda de Doha para definir nuevas reglas de intercambio global y mayores niveles de liberalización comercial. Uruguay que también había presentado su candidatura como país anfitrión de la Conferencia, la retiró antes de la votación del Consejo General de la OMC en atención a la práctica del organismo multilateral de adoptar sus decisiones por consenso.
En la reunión se tratará de avanzar en las negociaciones de la Ronda de Doha y poner en marcha el Acuerdo de Facilitación de Comercio, un conjunto de normas y recomendaciones aduaneras, surgidas en la conferencia ministerial de Bali en 2013 y adoptado en Nairobi en 2015. El acuerdo requiere la adhesión de los dos tercios de los miembros de la OMC para su puesta en vigencia (hasta fines de septiembre pasado habían firmado su adhesión 94 países).
La Conferencia Ministerial abordará la mayoría de los temas que abarca la agenda definida en Doha, tales como agricultura; acceso a mercados de bienes agrícolas y servicios; propiedad intelectual, compras gubernamentales, seguridad alimentaria y medio ambiente. Sin embargo, no son pocos los países miembros del organismo multilateral que aspiran a introducir nuevas cuestiones como: energía, comercio electrónico, PyMES, bienes ambientales e inversiones que adquirieron relevancia después de la Ronda realizada en la capital catarí en 2001.
El director general de la OMC, Roberto Azevêdo, instó a dedicar los mayores esfuerzos para ir avanzando en acuerdos previo a la próxima Conferencia Ministerial y contrarrestar la amenaza de que se implementen políticas proteccionistas en el marco de las escasas perspectivas de crecimiento del comercio global (la última previsión del organismo disminuyó el crecimiento de los flujos comerciales en un débil 1,7% en 2016, y sería, en caso de confirmarse, la primera vez en 15 años que el comercio crezca menos que la economía global).
“Hay una preocupación extendida sobre el aumento del sentimiento anti-comercio y anti-globalización”, siguió el diplomático brasileño, y alertó que “si esta retórica no es atendida efectiva y rápidamente podría conducir con facilidad a la adopción de políticas desacertadas que empeorarían la expansión del comercio y las perspectivas del empleo”, afirmó.
Fuente: Informe Industrial